En la actualidad, muchos creativos y expertos en marketing nos venden la idea de que el crecimiento en redes sociales es sinónimo de éxito y también de ventas . Crear contenido, mantener perfiles, hacer reels y responder mensajes consume horas de nuestra vida. Nos prometen seguidores, likes y alcance, pero pocas veces nos preguntamos si eso realmente nos acerca a nuestras metas. El primer día que abrimos Instagram o TikTok, teníamos un objetivo: ¿compartir, vender, inspirar? Es importante revisarlo constantemente.
No podemos dejar que la obsesión por los números nos haga perder de vista lo esencial. Cada hora que invertimos en la red debería estar alineada con nuestros valores y propósitos. De lo contrario, nos agotamos y sentimos frustración sin resultados tangibles. No se trata de renunciar al marketing digital, sino de proteger nuestra energía y tiempo.
En nuestras sesiones de terapia trabajamos mucho con la gestión del tiempo y la energía personal. Aprendemos a priorizar lo que realmente importa y a establecer límites sanos. Así podemos aprovechar las redes sin que ellas nos consuman. Con pequeñas decisiones conscientes, el tiempo invertido en redes puede ser productivo y satisfactorio, en lugar de una fuente de estrés. El verdadero objetivo no es acumular seguidores, sino acercarnos a lo que nos da sentido. Recordar por qué abrimos la primera cuenta y qué queremos lograr nos ayuda a mantener la perspectiva. Las redes son herramientas, no fines en sí mismas. Mantener ese enfoque protege nuestra salud emocional y nos permite crecer de manera sostenible, sin perder lo más importante: nuestro bienestar.